El antídoto para la mediocridad

Adrian Solca
4 min readMay 3, 2023

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Estamos rodeados de productos mediocres, y eso es un hecho. Si observamos con detenimiento, veremos que la mayoría de los productos que usamos a diario no nos brindan una experiencia satisfactoria. Ya sea un software que usamos en el trabajo, una aplicación que usamos en nuestro teléfono móvil, o incluso un electrodoméstico que compramos en una tienda, todos parecen tener algo en común: son difíciles de usar, están llenos de anuncios, y no brindan una experiencia agradable al usuario.

¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo es posible que estemos rodeados de tantos productos mediocres? La respuesta es simple: estamos obsesionados con cumplir las entregas de un backlog, queremos entregar funcionalidades que un product owner nos impone para poder presentar en su siguiente reunión con los directivos sin que nos importe si ese feature agrega valor a los usuarios o no.

Como diseñadores y desarrolladores de productos, debemos ser conscientes de que nuestra prioridad número uno es satisfacer las necesidades de nuestros usuarios, no cumplir con el backlog del product owner. Si queremos crear productos que brinden una experiencia satisfactoria a nuestros usuarios, debemos enfocarnos en entender sus necesidades, en lugar de simplemente agregar funcionalidades que no aportan valor alguno.

El usuario no quiere iniciar sesión

Hace unos días dije “tus usuarios no quieren iniciar sesión” y esa simple frase detonó una conversación que aún sigue en la publicación que hice en linkedin, gente a favor, gente en contra, gente que me dice que soy un pendejo por opinar, y por supuesto no faltan los “expertos” que dicen que obviamente los usuarios si quieren iniciar sesión y luego me dicen las verdaderas razones detrás de la tarea, que es que los usuarios quieren tener una experiencia segura y poder tener la tranquilidad de que solo ellos tienen acceso a cierta información.

Cuando tu entras a una tienda en el mundo físico, tu no necesitas iniciar sesión para entrara a la tienda, ver los productos, ni siquiera necesitas iniciar sesión para pagar por lo que quieras comprar, pero por alguna razón estamos convencidos de que la única manera de proporcionar una experiencia segura es forzando a los usuarios a iniciar sesión.

Curiosamente, 60% de las fugas de información son debido a credenciales débiles, y 75% de los empleados usan las mismas contraseñas para sus cuentas personales y profesionales. ¿Cómo un Diseñador puede conciliar la idea de que la gente “quiere” iniciar sesión si la persona reusa su contraseña? Claramente el usuario está intentando hacer el proceso lo menos estorboso posible.

El punto al que quiero llegar es: estamos demasiado obsesionados con entregar funcionalidades, entregar respuestas, sin siquiera entender cuál es la pregunta.

El usuario quiere que te hagas mejores preguntas

En mi carrera he aprendido que la gente que realmente sabe de lo que está hablando es aquella que hace preguntas. Pero no se trata de cualquier pregunta, se trata de hacer preguntas que realmente conducen a respuestas interesantes y valiosas. La pregunta correcta puede ser la clave para resolver un problema, encontrar una solución innovadora o descubrir una oportunidad de negocio.

Un ejemplo de esto es cuando hablamos de la seguridad de la experiencia del usuario. Si simplemente nos preguntamos cómo hacemos que la experiencia del usuario sea segura, podemos caer en la trampa de ofrecer soluciones obvias y poco efectivas. Pero si profundizamos y hacemos preguntas más específicas, podemos descubrir soluciones innovadoras y útiles.

Por ejemplo, ¿qué entiende el usuario por seguro? ¿Se refiere a la seguridad técnica o a la seguridad emocional? ¿La seguridad debe ser percibida o debe ser invisible? ¿Qué hace sentir inseguro a nuestro usuario? Preguntas como estas nos llevan por caminos increíbles y nos permiten explorar soluciones que de otra manera no hubiéramos considerado.

El arte de hacer preguntas es una habilidad fundamental en la innovación. Se trata de tener una mente curiosa e inquisitiva, siempre tratando de entender no para encontrar respuestas, sino para hacer mejores preguntas. Si queremos ser innovadores, necesitamos aprender a hacer preguntas de calidad.

Sin embargo, hacer preguntas también puede ser una habilidad difícil de adquirir. A menudo, estamos tan acostumbrados a dar respuestas rápidas que no nos tomamos el tiempo para reflexionar sobre las preguntas que hacemos. También podemos estar demasiado preocupados por parecer inteligentes o demostrar nuestro conocimiento, en lugar de enfocarnos en la pregunta correcta.

Pero si queremos mejorar como profesionales y avanzar en nuestra carrera, es importante que aprendamos a hacer preguntas de calidad. Necesitamos cuestionar nuestras suposiciones, desafiar las ideas preconcebidas y buscar nuevas perspectivas.

En resumen, hacer preguntas es una habilidad crítica en cualquier profesión. La calidad de la pregunta determina la calidad de la respuesta y la capacidad de hacer preguntas de calidad es esencial para la innovación. Si queremos ser mejores profesionales, debemos aprender a hacer preguntas más profundas y significativas, lo que nos permitirá descubrir nuevas soluciones y oportunidades.

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