El colapso

Adrian Solca
7 min readDec 7, 2022

Diseño está en crisis. La pandemia dejó un contexto organizacional que fomentó un crecimiento acelerado en la industria tecnológica gracias al trabajo remoto y el incremento en la demanda. Hoy, más de 900 compañías han dejado ir a más de 100,000 empleados según Layoffs.fyi.

Personalmente, a mi me toca leer a decenas de Diseñadores en mis redes a merced de un contexto que parece haber perdido toda semblanza de sentido.

broken down road
https://unsplash.com/photos/D7jnhK1xFPU

La incertidumbre, la desesperación y el miedo dirigen las conversaciones. Desde novatos desesperados por una primer oportunidad que en este contexto económico nadie está dispuesto a financiar hasta profesionales experimentados que enfrentan un mercado que les exige habilidades que son inalcanzables sin las condiciones correctas para desarrollarlas. El mercado no tiene idea de lo que necesita, pero sabe que necesita menos o lo necesita diferente.

The State Of UX de UX Collective hace una muy apta analogía:

After so many years advocating for “a seat at the table”, designers are now being asked to split the bill.

Diseño ahora necesita dividir una cuenta sin saber si había dinero para ir a cenar. Experimentamos ese miedo de no tener con qué cubrir lo que nos toca. Cuando el miedo dirige la conversación, la ignorancia es predominante porque todas las decisiones se tornan emocionales y la lógica abandona la conversación.

Crónica de un colapso anunciado

Durante al menos 5 años, he visto como se desarrolla una oferta educativa alrededor del Diseño de Experiencia que prioriza entregables visuales y simplifica la creación de artefactos estratégicos a una receta de cocina, en dónde con solo seguir los pasos, independiente a la calidad de los ingredientes, se llegará a un resultado que de alguna manera impacta y define la experiencia que nuestros usuarios experimentan mientras hacen uso de sus productos y servicios.

Interés en UX UI en los últimos 5 años, según Google Trends

Durante estos 5 años he tenido el privilegio de que decenas de Diseñadores hayan confiado en mi consejo y asesoría para hacer frente a la incertidumbre profesional, y he podido ver de primera mano la enorme carencia de herramientas para pensamiento crítico que estas recetas de cocina imponen sobre los practicantes profesionales de nuestra disciplina.

Una fuerza laboral incorrectamente preparada que es lanzada a un mercado que no entiende lo que hace y cómo lo hace, y se limita a exigir que se realizen entregables visuales ha generado un círculo vicioso, en dónde “UX UI” siendo un concepto absurdo, se ha instaurado como una expectativa. Es el equivalente a que un Doctor reciba educación en función de cómo los pacientes creen que debería ser el tratamiento médico.

El colapso en Diseño es predecible porque ni siquiera los mismos Diseñadores parecen saber el valor de su trabajo. Están completamente desconectados del valor de nuestro proceso como herramienta para resolver problemas, y la han convertido en un mero paso en una cadena de producción.

¿Cuántos Diseñadores de Experiencia de Usuario hablan con usuarios de manera cotidiana y frecuente?

¿Cuántos negocios han cambiado su estrategia en función de lo que los Diseñadores de Experiencia de Usuario descubren sobre los usuarios?

¿Cuántos negocios han amplificado los esfuerzos de Diseño de Experiencia de Usuario más allá del rol de UX? ¿Hay más abogados, ejecutivos, directivos o financieros hablando con usuarios cómo resultado de este increíble incremento en la demanda de profesionales de UX?

La respuesta a estas preguntas es pocos. Y eso nos ha reducido a ser los que hacen las pantallas de algo. Y cuando hay recortes, resulta que saber usar Figma no es una habilidad que justifica tu trabajo, especialmente enfrente cuando hay que tomar decisiones de quién se queda y quién se va en un equipo.

Es una receta perfecta para el colapso:

  • Una fuerza laboral preparada al vapor, con conocimiento operativo pero sin un entendimiento estratégico de qué hace y por qué lo hace.
  • Un contexto profesional secuestrado por profesionales de otras disciplinas que han tergiversado y abaratado lo que es un campo de estudio profesional y científico, comparándolo con campos como Diseño Gráfico, Diseño Industrial o incluso reduciéndolo a una Ciencia Social en vez de entender que es algo diferente, consecuencia de un contexto social y tecnológico único.
  • Un mercado laboral que no valora el proceso, sino el entregable, que acepta trabajo mediocre y sobre todo con poco o nulo interés de hacer el esfuerzo de poner los clientes al centro.

No es sorpresa que la conclusión del UX Collective describa que lo que puede mejorar esta situación es “esperar que en 2023 estemos preparados para retar cosas.”

Our hope is that we all enter 2023 prepared to challenge things more. To challenge what we see around us (the hype, the buzzwords, the inflated excitement around us), but also to challenge ourselves. We should question the way we work, what we truly value in our jobs, and what we consider “the right way to design.”

Dice mucho de esta crisis auto inflingida, que la solución sea cuestionar. Cualquiera diría que eso es literalmente por lo que nos pagan por hacer. Dice mucho que realmente no lo sabemos hacer muy bien.

¿Y ahora que sigue?

La realidad es que las cosas van a empeorar antes de mejorar, principalmente por la fragmentación social que estamos experimentando y la radicalización en los discursos. La pandemia agravó muchas de las diferencias sociales y eso se refleja en los ambientes profesionales también. Organizaciones batallan por políticas de trabajo remoto que complejizan la gestión de roles tradicionales que contabilizan que la gente esté sentada en una oficina y no los resultados que entrega. Enfrentamos un contexto en dónde cuando entrevisto a alguien ni siquiera sé si la persona es real o es un deepfake.

Por el otro lado, si creo que la demanda de trabajos en tecnología va a aumentar cuando mejoren las situaciones económicas de las distintas regiones. Reducciones como las que vemos suceden por una reducción en el riesgo que las empresas están dispuestas a asumir, pero el riesgo es un ciclo y suelen ser olas incrementales. Diseño está aquí para quedarase, pero la realidad es que va a mutar.

En 2020 escribí esto:

El Diseño contemporáneo enfrenta una escala de retos como nunca antes, que requiere que cada vez seamos mejores y más eficientes en generar soluciones para nuestros clientes. La competencia cada vez genera soluciones más complejas, siguiendo el paso a un universo de consumidores que cada vez conoce, entiende y espera más de sus productos. Tenemos que generar soluciones éticas, accesibles, escalables, rentables y flexibles y lo único que nos va a poder mantener vigentes es lo que nos hace diferentes: ser expertos en el proceso de Diseño.

La realidad poco ha cambiado. Es un hecho que no somos expertos en el Proceso de Diseño. Somos expertos en Figma, en Sistemas de Diseño, en UX Research, pero no somos experots en el Proceso de Diseño. No nos cuestionamos el valor de nuestro tiempo y de nuestro trabajo, ni nos cuestionamos nuestro rol en las organizaciones. Si nosotros no podemos valorar nuestro trabajo, nuestros procesos, herramientas y métodos ¿Cómo esperamos que el mercado súbitamente se de cuenta que -necesita- Diseño?

Observemos a las personas que los equipos están eligiendo retener ¿Qué los hace tan vitales frente a una crisis como esta? ¿Por qué una empresa no puede avanzar sin un representante legal pero si sin un representante de sus clientes y usuarios? Claramente algo que ayuda a la organización a navegar tiempos complejos es más valioso que un operador de Figma, pero no podemos saberlo si no hacemos lo que se supone que es nuestro trabajo: Escuchar, Analizar, Entender y Empatizar.

Una práctica que no puede describir la diferencia entre un Product Designer y un UX Designer, es una práctica destinada no a desaparecer, pero si a hacerse irrelevante. Y no sé tú, pero al menos yo si disfruto de mi trabajo, me gustaría que no se hiciera irrelevante porque mis colegas no saben la diferencia entre investigación de mercados e investigación de usuarios.

Espero poder regresar a este artículo en 2 años y poder pensar “qué cerca estuvo”, pudiendo ver los peores años, los años más inmaduros, improductivos y críticos quedar atrás. Pero eso solo se podrá si realmente nos consolidamos como una práctica profesional y nos empezamos a comportar a la altura de la responsabilidad que representa construir las experiencias que usamos todos los días.

Trabaja en fundamentos, en entender qué es UX y de dónde viene. Lee, aprende y practica la empatía más allá de Figma. Sé que la existencia de tantos recusos hace complicado entender qué hacer, pero no hay atajos para ser un experto en un campo. Requiere cientos de horas de práctica, análisis y reflexión, pero nada de eso puede suceder si no nos cuestionamos lo que sabemos, lo que hacemos y lo que aspiramos ser.

Si no sabes por dónde empezar, te dejo mi playlist de Fundamentos de UX:

https://youtube.com/playlist?list=PLO1929mU8ygRr7pS3eSvYKxaUgq_mMlmg

Por un 2023 menos peor. Felices trazos.

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